Claudio Rodríguez

     Claudio Rodríguez García nació en Zamora el 30 de enero de 1934. En 1939 comenzó sus estudios de primaria en la escuela de Los Bolos y cinco años más tarde, el bachillerato en el Instituto Claudio Moyano de Zamora. En 1947, su padre murió de forma repentina, lo que condenó a la familia a una crisis económica y personal. Dos años más tarde, Claudio Rodríguez publicó su primer poema titulado “Nana de la Virgen María”, en el diario El correo de Zamora. Durante esta etapa estudió francés y latín con un profesor particular y leyó a Rimbaud, además de jugar al fútbol en su tiempo libre.
     Se trasladó a Madrid en 1952 para iniciar sus estudios universitarios. Ya por aquel entonces comenzó a escribir algunos de los poemas de Don de la ebriedad, su primer libro, que presentó al Premio Adonais en 1953. El jurado estaba formado, entre otros, por poetas de la talla de Gerardo Diego y José Hierro, y el premio fue concedido por unanimidad al jovencísimo poeta zamorano, que contaba entonces 19 años. Ese mismo año conoció a la que pronto fue su novia: Clara Miranda, de la que ya nunca se separó.
     Este primer libro, Don de la ebriedad, impresionó mucho a Vicente Aleixandre, de tal modo que entre ambos se estableció una estrecha relación de amistad. El consagrado poeta lo introdujo en su círculo, al que ya pertenecían otros jóvenes escritores como Carlos Bousoño, Ángel Valente, Francisco Brines o Ángel González. En 1954 conoció también a Blas de Otero.
     A punto de finalizar su licenciatura, Claudio Rodríguez participó en los enfrentamientos estudiantiles de febrero de 1956, que supusieron la caída de Ruiz Jiménez como Ministro de Educación y de Pedro Laín como Rector de la Universidad Central, por ello fue detenido y pasó una temporada confinado en Zamora. Finalmente se licenció en Filología Románica por la Universidad Central de Madrid, en 1957, con una memoria de licenciatura sobre las canciones de corro infantiles (que ha sido publicada en el libro: Fernando Yubero (ed.), La otra palabra: escritos en prosa, Barcelona, Tusquets, 2004, pp. 29-76, con el título "El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellanas"). Sin duda, este interés se ve reflejado en poemas como "Lo que no se marchita" de El vuelo de la celebración.
      En 1958 vió la luz su segundo libro, Conjuros. El 22 de julio del año siguiente se casó con Clara Miranda. Durante este tiempo, de 1958 hasta 1964, residió en Inglaterra, donde obtuvo plazas de lector en las Universidades de Nottingham y Cambrigde, conseguidas gracias a la ayuda de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Esta circunstancia le permitió conocer a los románticos ingleses y especializarse en la obra del norteamericano Dylan Thomas, quien fue fundamental en su formación como poeta. Entre sus ocupaciones también se encuentra la traducción, realizada por encargo de una editorial española, de la obra poética de T. S. Elliot —salvo Four quartets— , aunque no se llegó a publicar íntegramente, sólo una docena de poemas vieron la luz. Su tercer libro Alianza y condena se publicó en 1965 y fue galardonado con el Premio Nacional de la Crítica un año más tarde.
      En el ámbito familiar, dos acontecimientos se sucederán: en junio de 1974 fallece, en circunstancias trágicas, una de sus hermanas menores, Mª Carmen, y, apenas transcurrido un año, en septiembre de 1975, muere su madre.
      Su cuarto libro, El vuelo de la celebración, se publicó en 1976. Fue a partir de 1980 que comenzaron a sucederse los homenajes, intervenciones en reuniones y coloquios, de los que cabe destacar los de la Modern Language Association of America, del Hispanic Institute de Nueva York, los “Encuentros” en Granada, con el título: “Palabras para un tiempo de silencio”, los “Encuentros con el 50: La voz poética de una generación”, en Oviedo, etc. En 1983 recibió el Premio Nacional de Literatura por el libro recopilatorio Desde mis poemas. En 1986 se le concede el Premio de las Letras del Castilla y León. También fue elegido, un año más tarde, como miembro de número de la Real Academia, para ocupar el sillón de la I, sustituyendo a Gerardo Diego. En 1989 participó en un homenaje en su ciudad natal, donde fue nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad de Zamora.
       En 1991 publicó el que será su último libro, Casi una leyenda, y en noviembre adaptó La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón, obra que puso en escena la Compañía Nacional de Teatro Clásico bajo la dirección de Pilar Miró. En 1992 tomó posesión de su puesto en la RAE. El discurso versó sobre Miguel Hernández y fue contestado por Carlos Bousoño. El 11 de mayo fue elegido finalista del Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía por su último libro. El 28 de mayo de 1993, fue galardonado por unanimidad con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y, el 1 de junio, recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en su segunda convocatoria. En septiembre de 1995, la Diputación Provincial de Zamora instituyó el Premio de Poesía Claudio Rodríguez. En 1997 fue galardonado con el Premio Norte de Castilla y al año siguiente con el Premio de la Academia Castellano Leonesa de la Poesía en reconocimiento a su trayectoria literaria.
      Falleció en Madrid, el 22 de julio de 1999, a consecuencia del cáncer, cuando se encontraba trabajando en su último libro de poemas. Estos han sido publicados en el volumen Aventura. Su cadáver fue trasladado a Zamora, al cementerio de San Atilano.