Nacida en Veguellina de Órbigo (León) en 1941, donde su padre Apolinar Fernández Santiago era médico, pero fue su madre la que le inculcó el gusto por la lectura. Sus primeros estudios fueron en la escuela del pueblo, luego se iría a León,  con la tristeza de la lejanía familiar, para dar su paso a Madrid donde hizo la carrera de Magisterio y cursó Estudios de Letras.
    En seguida supo que quería dedicarse a la escritura. Sus primeras publicaciones en la revista Temas, fueron dos cuentos, El hijo (1969) e Historia de un terremoto de Perú (1970). Sus primeras novelas pronto trajeron reconocimientos, así La oscuridad somos nosotros (1976) obtuvo el Premio Ciudad de Irún y en ese mismo año obtiene el  Premio Lena; en el 1977 es galardonada con el Premio Jauja y el  Premio Calderón Escalada, seguirán el  Premio Novelas y Cuentos  con Ácidos días (1979) y en el 79 también, el premio Ciudad de Barbastro y el Premio Miguel Delibes de Narrativa en el 1980 con Gente oscura. En los 80 consigue alzarse con el Premio La Felguera de 1981 y  Premios Hucha de Plata y Hucha de Oro, y el Premio Felipe Trigo del 1983.
     Pero ya antes, en el 1973, fue galardonada con el Premio Ciudad de León, y en el 74 con el Ignacio Aldecoa y el de Ciudad de San Sebastián. Elena dice de sí misma que “escribo y escribo”. Aunque es narradora y periodista por derecho, pertenece a esa generación de narradores leoneses en los que el cuento y la oralidad han marcada su obra, como Luis Mateo Díez o Antonio Pereira,  también ha publicado poesía y prosa poética Después el silencio (1978) o No estás (2001) dentro de la colección Cortalaire de la Fundación Jorge Guillén, literatura infantil,  y cuento, estos recogidos en el 2004 con el título Lo tuyo soy yo.  Y ha realizado el prólogo de la edición de Rosa Chacel  Memorias de Leticia Valle, publicado en 2009 por la editorial Cálamo.
En el 2009 retoma la actividad narrativa con La muerte y la cerezas, pero en los años 80 no habían parado los reconocimientos, Ateneo de Valladolid, el Rosa Chacel al conjunto de su obra, culminando en el 2001 con el Premio a la Trayectoria Literaria de la Diputación de Valladolid y el Premio Castilla y León de las Letras en el 2002. Tuvo un período de ausencia de casi 6 años que rompe con Nunca el olvido, publicado en el 2015.

    La obra de Elena ha despertado interés en muchos estudios sobre mujeres narradoras y múltiples congresos de narrativa de autores de Castilla y León a los que ha acudido la propia autora. Su obra ha sido estudiada con profundidad, entre otros muchos trabajos, en la tesis doctoral de Muriel Taján,  Mythe personnel et écriture dans l’oeovre d’Elena Santiago. Évolutions et involutions d’une quête de l’absante (2009).
    Ha colaborado también en obras colectivas como Cuentos de este siglo, Cien años de cuento, El Faro, Miguel Delibes, Jorge Guillén. En la Antología de relatos Contemos la Navidad , El libro de Los Sueños, Cuentos de León, Leyendas de León, Relatos Mayores, Ficciones y semblanzas en un territorio Jacobeo, 30 años 30 autores, y en la obra solidaria Inmenso estrecho. Cuentos sobre inmigración (2005).

 En el 2003 es nombrada hija predilecta de su pueblo natal, que ya le había dedicado una plaza con su nombre en el 1991.

 En el año 2019 dona su archivo literario a la Fundación Jorge Guillén.