Francisco Javier Martín Abril

     Francisco Javier Martín Abril nació en Valladolid el 9 de enero de 1908, en la calle Núñez de Arce (antigua de la Cárcaba), no. 16. Siguiendo la tradición familiar, se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid. En 1929, al acabar la carrera, conoció a Alicia Baró, con la que se casó cuatro años más tarde, el 26 de junio, y con la que tuvo seis hijos, entre ellos, el jesuita Ignacio Martín Baró, asesinado en El Salvador en noviembre de 1989.
    En sus años universitarios comenzó a publicar en distintas revistas literarias, entre ellas, las dirigidas por Francisco Pino y José María Luelmo, aunque no se dedicó enteramente a su vocación hasta 1937. Para ello, renunció a la plaza de secretario de la Administración de Justicia ganada en oposición. En estos años, desde que se licenciara con Premio Extraordinario hasta su nombramiento como director artístico de Radio Valladolid (cargo en el que permaneció desde 1937 hasta 1962), su actividad se centró en el estudio de las oposiciones a Registros —que abandonó en 1933—, en la docencia en la Academia que regentaba su padre, en la dirección del Diario Regional, entre 1939 y 1952 y, más tarde, en la enseñanza universitaria como profesor de Derecho Civil durante los años 1933 a 1936.
    Empezó a distinguirse como un excelente orador, faceta que le llevó a pronunciar gran cantidad de conferencias dentro y fuera de España. Trabajó en Radio Nacional, en un programa realizado para América, y en TVE, participando en programas generalmente literarios para el cierre nocturno. A pesar de que estos medios estaban ubicados en Madrid, jamás accedió a trasladar allí su residencia habitual. Colaboró en los principales periódicos y agencias nacionales de su época como Ya, La Vanguardia, ABC, y Logos, y a principios de los setenta comenzó una colaboración diaria en el rotativo vallisoletano El Norte de Castilla, decano de la prensa diaria española, dejando en todos estos medios una brillante estela que fue públicamente reconocida en numerosas ocasiones. En efecto, recibió en 1941, su primer galardón: el Premio "Mariano de Cavia" por el artículo "Otoño en los jardines" publicado en el Diario Regional. Le sigueron el nombramiento como Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción en 1948, el Premio Nacional de Periodismo por los artículos firmados en 1961, el Premio de Poesía Ciudad de Valladolid en 1966; en 1983 el nombramiento como Socio de Honor del Ateneo de Valladolid, que cinco años más tarde le rendió un Homenaje; en 1989, el Premio periodístico Francisco de Cossío y el Premio a la Trayectoria Literaria de La Diputación de Valladolid, en 1995.
     Fue, por tanto, el periodista, el ensayista y el cronista por antonomasia de la vida vallisoletana. Hay una estrecha comunicación entre su producción periodística y poética: ambas son una transcripción del instante que vive el escritor. Situó siempre su "yo" en el centro de su escritura, y desde allí oteó todo: el panorama cultural vallisoletano, el fluir de su vida, sus recuerdos, sus nostalgias, sus manías… El lector le lee como a un amigo que le refleja y le expresa, puesto que su "yo" es esencialmente amable, bondadoso y cultivado. En 1972, calculó el propio autor (en Quince poetas vallisoletanos) que había escrito unos 40.000 artículos periodísticos y más de 20 libros de prosa y verso.
     En poesía escribió Violetas mojadas, Romancero guerrero, Castilla y la guerra (poema), Luna de septiembre, Poemas del niño, de la novia y del hombre, Libros en galeradas, Poema de Valladolid, Romance de la muerte de Manolete, Cancionero, Ahora y siempre, Nostalgia en la Meseta y Canciones de la tarde.
     En cuanto al ensayo, destacan El jardín entrevisto, Día tras día (Ensayos y croniquillas), El poeta y su mundo, Cartas a una novicia, Humo, Álbum (Crónicas), Crónica desordenada, La pequeña palabra, Cada mañana (Crónicas y artículos). En narrativa, Así es mejor y Un hombre bueno (Cuento). En teatro, Él y ella (comedia inédita).
    El último de sus honores fue la designación para la Academia Castellana y Leonesa de Poesía en 1997, cuya incorporación no tuvo efecto pues el escritor murió en Valladolid, el 25 de diciembre de ese mismo año.